Cuando leí el primer titular que decía que el Procurador quiere prohibir las muestras “excesivas” de afecto en los colegios lo primero que se me vino a la cabeza fue un recuerdo de mi adolescencia. Yo estaba con mi novio de ese entonces, teníamos como 18 años. Estábamos haciendo fila para comprar helado y cuando él me dijo que me invitaba me empiné, lo abracé y le dí un beso en la boca. Una señora, que en ese momento me pareció que tenía como 70 años pero que, teniendo en cuenta que a esa edad a uno los de 30 le parecen viejos, a lo mejor tenía unos 55, nos dijo “Eso está prohibido. Acá hay niños”.
Read MoreA propósito del día de la madre quiero agradecerle a mi mamá las lecciones (y verdades) que me ha dado sobre la maternidad. Y no, por favor, no se imaginen que mi mamá me ha enseñado a cambiar pañales, a cargar chinos sin desnucarlos o a afinar el sexto sentido que le permite a las mamás despertarse unas cuantas milésimas de segundo antes del primer berrido del bebé. Al contrario, con toda la honestidad del mundo mi mamá nos ha dicho, a mi hermano y a mi, que no hay peor época para una mamá que las vacaciones. Que los cursos de vacaciones cuando uno es chiquito no son para cultivar ningún talento ni aprender ningún deporte sino para salvar a las madres de la locura.
Read MoreA mi que me expliquen la tara de los colombianos y de nuestros medios de comunicación con los abucheos. Que abuchearon a Santos aquí y allá, que chiflaron a Uribe en la Universidad de los Andes. En este país (supuestamente democrático) es noticia de primera página que algunos ciudadanos no están conformes con la gestión de los políticos y lo hacen saber a través de la herramienta civilizada y humana por excelencia: su capacidad de manifestarse a través del lenguaje.
Y de paso que me expliquen el miedo de algunos estudiantes uniandinos de que en nuestra Universidad haya gritos, chiflidos y protesta.
Read MoreTengo una teoría sobre La teoría del todo (The Theory of Everything), la película que nos cuenta la historia de amor entre Stephen Hawking y su primera esposa Jane. Mi teoría es que esta película efectivamente descubre o al menos nos cuenta una teoría sobre cuando alguien lo entrega todo. Por amor. Como Jane. Y como Jonathan, el segundo esposo de Jane.
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Yo, abogada de las causa perdidas, vengo hoy a interceder por el legítimo e inalienable derecho al desubique. Sí, ese que se siente cuando uno no sabe cómo lidiar con su vida, con el futuro que nos prometieron en la infancia y que de repente se volvió el presente. Consentida, mediocre y malcriada dirán algunos. Otros se permitirán leer lo que sigue. Al terminar, otros tantos pensarán eso mismo.
Read MoreNo quería escribir sobre esto pero no puedo evitarlo. Es que no me gusta comentar sobre lo que no entiendo. Y, sin embargo, las cosas no me salen como me gusta sino como deben ser. Eso que no entiendo y de lo que igualmente voy a discutir es cómo todavía hay personas jóvenes que rechazan la adopción igualitaria. No lo entiendo.
Read MoreHoy, día en que Colombia celebra el triunfo de nuestra Señorita Colombia, elegida anoche como Miss Universo, me meto en la polémica del momento sobre la necesidad de darle o no mucha importancia a un reinado de belleza. Comienzo por señalar lo obvio. Lo que se elige en un reinado, sea el de la panela, la chirimoya, el borojó o el del universo, es a una “Señorita”. Es decir, una mujer que se ve pero, sobre todo, que se comporta bajo unos parámetros muy determinados de la tradición, las buenas costumbres y lo que se conoce como las buenas maneras. Una virgen (o por lo menos una mujer que lo parece. No por nada está prohibido participar en estos concursos si, por ejemplo, uno ha posado en ropa interior) con todo el potencial para convertirse en una esposa (señora) ejemplar, linda, elegante, bien vestida, sonriente, servicial. Y si no me creen, miren por las que tuvo que pasar Paulina antes de ser elegida. Concursos de cocina (porque, en nuestros días, ¿qué señorita puede aspirar a señora sin saber cocinar? Pero tranquilos que ella tenía a una negrita colombiana de asistente en esos momentos y pudo asegurarse el tercer lugar), premios al glamour y a la etiqueta, sesiones interminables de preparación para preguntas ridículas y sin tener la posibilidad de contestar: “Buenas noches para todos. Bueno, pues esta es una pregunta sin sentido, no hay absolutamente nada que los hombres sepan exclusivamente o por el simple hecho de ser hombres.” Porque a una peladita desobediente que conteste eso no le dan ni una corona de espinas. No así una que no conteste lo que se le pregunta, por supuesto.
Read MoreThe Brief Wondrous Life of Oscar Wao, la primera novela de Junot Díaz, cuenta la vida de Oscar de León, un joven de raíces dominicanas que vive en New Jersey pero que no es ni plenamente dominicano, ni plenamente norteamericano. Un joven ‘geek’, obsesionado con el animé y con Dr. Who que sueña con convertirse en un J.R Tolkien dominicano, a pesar de que jamás publica una sola línea. Un adolescente atormentado por el prejuicio del super macho dominicano al que, con su tremenda obesidad y su particular personalidad, no logra nunca ajustarse. En fin, un hombre cuya identidad se encuentra desgarrada entre el caribe y el norte, entre la ciencia ficción y el incontrolable deseo de perder la virginidad, entre el suicidio y la muerte violenta, porque a pesar de que evidentemente es él quien decide morir, no muere por su propia mano. Un hombre tan ambiguo que, a pesar de tantas contradicciones, ‘es siempre Oscar’.
Read MoreVarias veces he leído, en revistas de esas que ponen en las peluquerías y en uno que otro consultorio médico, que cuando uno hace una dieta lo aconsejable es poner en un lugar visible una foto de una persona cuyo cuerpo uno desee. O al menos admire. Supuestamente eso ayuda a aquello de la motivación para cerrar el pico y seguirse levantando como demente desadaptado a las 5 de la mañana para ir al gimnasio. Hoy me acordé de eso porque encontré una foto que me motivó. No a hacer dieta. Sino lo contrario. A dejar de pensar en bobadas. Una dieta de la mente.
La de la foto soy yo. Tengo poco más de un año y con el tamaño gigante que me ha caracterizado toda la vida no debía levantarme a más de unos 40 centímetros del suelo. Yo no me acuerdo de ese momento pero me imagino que ese triciclo lo pedaleaba como si no hubiera un mañana. Es que en la foto se nota, pedaleaba con toda la fuerza de la que era capaz, con toda la concentración para no caerme, pero sin miedo. Yo creo, incluso, que sin mirar al frente porque no importaba llegar a un punto, lo que importaba era avanzar, avanzar, avanzar.
Read MoreUn libro es para mi, casi siempre, un objeto de gran valor. Pero hoy en día me resulta prácticamente imposible leer sin rayarlo, marcarlo, subrayarlo y comentarlo. Soy consciente de la forma en que violento la perfección inmaculada de las páginas. Pero me he convencido de que esos tachones son también un aporte.
Read MoreDespués de una larga conversación con alguien sobre la soledad, cuando ya se había acabado la conversación y ya en otro contexto de repente ese mismo alguien recuerda ese refrán de película gringa que dice “The grass is always greener on the other side” lo que traduce algo así como “el pasto del jardín vecino siempre nos parece más verde” (no critiquen la traducción por inexacta, es una bella infiel). Luego llego a mi casa y el internet me bombardea con varios artículos que aseguran que la soledad es una condición inherente a la condición humana, que todos estamos solos y que la familia, la pareja o las amistades son solo formas de compartir la soledad.
Todo eso puede ser cierto. Y, sin embargo, me pregunto si lo que nos hace estar solos, o mejor, sentirnos solos es precisamente que nos la pasamos pensando en el pasto del vecino.
Read MoreHablar del 11 de septiembre es prácticamente imposible. No hay absolutamente nada que alguien como yo, que solo vivió esta tragedia como espectadora y sobre todo como niña (tenía 10 años el 11 de septiembre de 2001) –incapaz de comprender la naturaleza y la magnitud de esos hechos en su momento– pueda decir sin caer en la simplificación, la afectación y hasta la ofensa.
Lo que sí es posible es hablar de lo que el 11 de septiembre nos enseña.
Read MoreComenzaré con algunas aclaraciones:
He asistido a una corrida de toros. He experimentado por mí misma todo lo que implica este “ritual” y conozco (superficialmente, pero lo suficiente) las nociones básicas de la tauromaquia.
Hace tiempo decidí no volver a estos espectáculos porque no me sentía bien estando ahí.
Estoy plenamente convencida de que el valor supremo de la vida en comunidad debe ser el respeto por las libertades individuales; ante cualquier dilema espero poder optar siempre por la posición desde la que la elección personal de cada individuo para definir su vida y su experiencia vital (dentro de los límites del respeto por la libertad de los demás) sea lo principal.
Considero que la “protección de los derechos de los animales” parte de creencias análogas a las creencias religiosas.
Antes de que me salten encima procedo a aclarar mis aclaraciones y el porqué de incluirlas en esta humilde opinión.
Read MoreComo a mí me gusta meterle energía a criticar al universo por meterle energía a cosas que me parece que no valen la pena pues he aquí mi comentario sobre el dichoso ALS bucket challenge, juego que consiste en que, al recibir el reto, debe elegir entre echarse un baldado de agua helada en la cabeza o donar a la causa de la esclerosis múltiple en Estados Unidos.
Read MoreConfieso de todo corazón que no me ofende en lo más mínimo la dichosa foto publicada por Nicolette Van Dam. Para comenzar, tuve que buscarla en Google para saber cómo se escribe su nombre pues hasta ayer no tenía ni idea de quién es esta inteligentísima y culta mujer. Y es que es aquí donde empieza la larga cadena de zancadillas que nos hacemos los colombianos a nosotros mismos. Hacemos famosa a una vieja que hasta ayer nadie conocía fuera de Holanda, por la gran indignación que nos produce el que haya puesto a nuestros héroes nacionales de turno como objeto de una burla relacionada con la cocaína. Muy original ella.
Read MoreEn pocas horas en Colombia sabremos quién nos gobernará por los próximos 4 u 8 años (según quién quede elegido). La polarización que han provocado estas elecciones no tiene precedente. La ocasión me da ganas de hablar de mi relación con mi papá y con la política colombiana, porque me da la excusa para decir muchas cosas que pienso sin necesidad de estar argumentando si es que las sé o no, si las viví o no o si mi experiencia de vida me da derecho a opinar al respecto, pues porque son las cosas que se hacen y se dicen a diario en mi casa. Y porque definitivamente creo que el que lea puede encontrar varias situaciones cómicamente ilustrativas de lo que nos está pasando en el país del Sagrado Corazón.
Comienzo por relatar lo evidente: mi papá hoy votó por Zuluaga y yo, por no decir más, me he ganado que dos veces que él (en chiste, por supuesto) me diga que le salí "guerrillera". Nuestras discusiones sobre política tienen la increíble virtud de incomodar a toda la familia, de fastidiar a mi hermano hasta más no poder y, últimamente, de terminar en chistes absurdos porque sabemos que no vamos a llegar a ningún acuerdo. Antes era peor, eso sí. Podíamos terminar peleados y los dos iracundos, incapaces de comprender porqué el otro piensa como piensa. Separados diametralmente por nuestras razones políticas, como está el país en este momento. Con la diferencia de que a los 15 minutos yo voy a buscarlo a su cama y me acuesto a su lado porque en Bogotá hace mucho frío y porque el amor es así. Ojalá la política en el país fuera tan fácil.
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