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Mi papá, Zuluaga y yo

En pocas horas en Colombia sabremos quién nos gobernará por los próximos 4 u 8 años (según quién quede elegido). La polarización que han provocado estas elecciones no tiene precedente. La ocasión me da ganas de hablar de mi relación con mi papá y con la política colombiana, porque me da la excusa para decir muchas cosas que pienso sin necesidad de estar argumentando si es que las sé o no, si las viví o no o si mi experiencia de vida me da derecho a opinar al respecto, pues porque son las cosas que se hacen y se dicen a diario en mi casa. Y porque definitivamente creo que el que lea puede encontrar varias situaciones cómicamente ilustrativas de lo que nos está pasando en el país del Sagrado Corazón.

Comienzo por relatar lo evidente: mi papá hoy votó por Zuluaga y yo, por no decir más, me he ganado que dos veces que él (en chiste, por supuesto) me diga que le salí "guerrillera". Nuestras discusiones sobre política tienen la increíble virtud de incomodar a toda la familia, de fastidiar a mi hermano hasta más no poder y, últimamente, de terminar en chistes absurdos porque sabemos que no vamos a llegar a ningún acuerdo. Antes era peor, eso sí. Podíamos terminar peleados y los dos iracundos, incapaces de comprender porqué el otro piensa como piensa. Separados diametralmente por nuestras razones políticas, como está el país en este momento. Con la diferencia de que a los 15 minutos yo voy a buscarlo a su cama y me acuesto a su lado porque en Bogotá hace mucho frío y porque el amor es así. Ojalá la política en el país fuera tan fácil.

Ayer, hablando sobre las elecciones presidenciales le dije, entre en serio y en broma, que si gana Zuluaga lo más probable es que yo me termine yendo del país. Que si gana Zuluaga, ahorita que me vaya de vacaciones pido que me transfieran de universidad y de una vez me quedo allá lejos. Lo dije pensando en tantos amigos uribistas y zuluaguistas que me han dicho que si no me gusta el país pues que aproveche que yo puedo y me vaya. Porque, desafortunadamente, el uribismo, entre otras experiencias socio-políticas de nuestra nación, nos ha acostumbrado a desestimar las razones, opiniones y argumentos de quienes no piensan como nosotros con ese tan colombiano "si no le gusta pues váyase". Porque Uribe y sus amiguitos (sí, así le llamo yo al Centro Democrático) nos han saturado tanto con la actitud de "el que no está conmigo está contra mi", de que los medios de comunicación son la peor bazofia del mundo cuando me hacen oposición pero los uso a mi antojo cuando hacen eco de mis posiciones,y de "le doy en la cara marica" (que es lo mismo que todo lo anterior) que hemos adoptado esa actitud en forma casi colectiva.

Pero en el momento me di cuenta que decir: "si no es lo que yo quiero entonces me largo", es una actitud análoga. Así que le dije, "¿sabes qué?, si gana Zuluaga mejor me quedo y me hago periodista de oposición. Así por lo menos me creo que hago algo por el país y, además, al final igual termino yéndome, con el celular chuzado, el teléfono de esta casa interceptado y amenazada de muerte." Siguió siendo medio en serio medio en broma y en ese mismo tono él me respondió que entonces votaba por Santos. Y es que, por distintas que sean nuestras ideas, ambos sabemos que un país como este el exilio o la muerte de un periodista de oposición son posibilidades reales. Y yo estoy convencida de que un tercer gobierno de Uribe (que es lo que creo que será un eventual gobierno de Zuluaga mientras haya una mayoria uribista en el Congreso) eso es casi una certeza.

Y es que mi voto por Santos hoy no fue un voto por sus ideas ni por sus propuestas. Fue un voto contra Uribe y contra Zuluaga y contra su Centro Democrático. Contra el autoritarismo y la intransigencia que representan y que son tan evidentes para todos, pues quienes los eligen lo hacen precisamente porque creen que ese autoritarismo –o como eufemísticamente lo han llamado "mano dura" (tan tiernos) – es lo que necesita el país. Mi papá, por ejemplo, varias veces me ha dicho que de pronto una dictadura es lo que necesita Colombia, que mire cuantos países han progresado en un gobierno autoritarista y que la guerrilla merece ser exterminada por la fuerza. No lo juzgo y no creo que eso lo haga una mala persona sino que con el tiempo me he dado cuenta que no es de extrañar que alguien que ha vivido toda su vida en un país en guerra y que ha visto tres veces más cosas horrendas que yo, piense así. En su momento, yo solo le hice caer en cuenta que yo, por mis ideas y actitudes, en una eventual dictadura, sería una de las primeras en un calabozo, probablemente torturada e injustamente privada de mis derechos fundamentales. Porque el autoritarismo y el fundamentalismo puede que elimine lo que no nos gusta, pero también acaba con la vida tal y como la conocemos y la disfrutamos.

Pero como hoy en día tratamos el tema con un poco más de humor, ayer él se reía de sus sobrinos mandones diciendoles "Zurriaga". Y todos nos reímos. Y yo no puedo evitar decirle que cómo es posible que elija esos gobernantes si es consciente de eso. Pero luego viene el siguiente chiste, porque como ya dije, así se tienen que acabar estas discusiones si no queremos entrar en controversias personales. 

Pero para mí, ahí no termina la cosa, porque es que a mí ese autoritarismo me molesta profundamente entre muchas, muchísimas otras razones porque soy una bocona que cree en la libertad de expresión, de opinión y de información y en que, por hacer oposición al gobierno de turno, no pierdo mi derecho al buen nombre, a la privacidad y a la no violación de mis comunicaciones privadas.Varios derechos humanos y fundamentales que no se respetaron en los dos gobiernos de Uribe. Al menos en el gobierno de Santos no hubo "choque de trenes", ni magistrados chuzados y a ningún periodista de la oposición lo acusaron pública y falsamente de narcotraficante sin tener ninguna prueba en su contra.

Esta mañana, a pesar de ser yo su hija "castrochavista", mi papá me levantó, me invitó a desayunar y luego fuimos juntos a votar. En mi mundo de fantasía, yo me imagino que él secretamente votó por Santos (aunque me diga que votó por Zuluaga para no darme la razón) con la esperanza de tenerme cuatro años aburrida y despotricando de un gobierno mediocre y no enfurecida con un gobierno que no cree en los principios consagrados en la Constitución que él vio nacer por allá en el mismo año en que le nació una hija "guerrillera".